lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Por qué nos gusta tanto The Sartorialist?

Para las que aún no conocéis The Sartorialist, os diré que es uno de los blogs de moda más influyentes del mundo. Sin embargo, si lo que buscáis en un blog son cosas muy fashion y un autor fashionista, ese no es vuestro blog.

The Sartorialist es básicamente un blog de fotos: su autor fotografia a personas que a menudo van caminando por la calle y que se caracterizan por un cierto estilo. Los escenarios de las fotos acostumbran a ser las ciudades de Nueva York, Milán y Florencia... Supongo que por la libertad con que se visten mucho de sus habitantes.

Personalmente, me encantan las fotos de la gente de Nueva York, a la que definiría como libre y sin complejos. Los italianos resultan, como siempre, muy estilosos, pero un pelín más encorsetados en modas y tendencias...

Resumiendo, The Sartorialist es como una ventana abierta a la calle... con mucho estilo.

martes, 7 de septiembre de 2010

¡Yo las tengo iguales... pero en rosa!

Zapatillas de Bohemia Design

Seguro que habéis oído alguna vez una frase similar a la del título de este post, ¿verdad? A lo largo de mi vida de compradora adulta, he tenido que oírla de labios de vendedoras varias aplicada a zapatos, a zapatillas deportivas, a jerseys... incluso a un biquini de mercadillo este verano!

Lo cierto es que la frase de marras me tenía un poco mosqueada, porque no siempre el estilo de la dependienta en cuestión coincidía con el mío, y eso hacía que cada vez que se daba la situación yo le preguntara telepáticamente: pero ¿¡cómo puede ser que tú lo tengas igual pero en rosa si tú y yo no nos parecemos en nada?!

Yo ya me imaginaba que la cosa debía ir de técnicas de venta, hasta que una de esas casualidades de la vida me lo confirmó: una amiga mía que iba a empezar a trabajar en una tienda de gama alta me mostró el dossier de habilidades comerciales que le habían dado. ¡Y ahí estaba la técnica de la dependienta camaleón!

Que nos digan que "ellas también lo tienen" responde a un recurso de marketing para 'reafirmar' a la compradora en su decisión. O sea, sirve para tranquilizarnos y darnos seguridad en la compra, para que no nos echemos atrás, vamos.

Ya sabéis, cuando la dependienta de turno vuelva a pronunciar esa dichosa frase, haced como yo: dedicadle una larga y escéptica mirada.