Hoy, al salir del gimnasio, he dudado si entrar en una boutique Blanco que me viene de paso y mirar lo que tienen. Lo cierto es que tengo algunas prendas de esta marca que me encantan: por ejemplo, un jersey y una camiseta, ambos de inspiración oriental, que llevo hace ya más de tres temporadas. ¡Es que me encantan! Cada vez que me los pongo se me obsequia con algún cumplido bonito. Así que mientras duren...
Sin embargo, no siempre me acompaña la suerte en Blanco: muchas veces salgo sin comprar absolutamente nada. Supongo que depende mucho de quién haya diseñado la colección: si se sintoniza o no con su inspiración. A mí cuando se ponen en plan años 60 es que no me atraen lo más mínimo. En cambio, las camisetas y los jerseys suelen gustarme. Los zapatos y bolsos (siempre, siempre de plástico), en cambio, son lo que menos me gusta, bueno, para ser sincera nada de nada.
Creo que una buena idea es combinar prendas de Blanco, que suelen ser muy accesibles, con otras un poco más caras. Es lo que tiene el diseño de Zara, Blanco y HM, por ejemplo: pueden solucionarte un poco la vida en temporadas de vacas flacas.
